Reposteamos la primera parte de un artículo del gran maestro del diseño Yves Zimmermann publicado recientemente en FOROALFA donde en un planteo de caracter filosófico, reflexiona a partir de la palabra que nombra a la disciplina.
El diseño como concepto universal (Parte 1)
Reflexiones sobre la vida de una palabra.
La palabra diseño, que hace unas décadas apenas nadie conocía en las latitudes hispanas, ha adquirido ahora, entrado ya el siglo XXI, un amplio y universal significado. Si antes esta palabra estaba circunscrita a las profesiones del diseño gráfico, del diseño industrial o del diseño arquitectónico, hoy, en cambio, se diseña todo. Recientemente, en una farmacia podía contemplarse un cartel con la fotografía de un voluptuoso trasero femenino acompañado de un eslogan que decía: «Rediseña tu cuerpo». Por otra parte, en la prensa se leen frases o titulares como éste: «La Agencia Europea del Espacio diseñó su estrategia global para los años 2002-2006». También se «diseñan redes cuánticas con el fin de crear mensajes encriptados». Incluso los políticos diseñan. El señor Giscard d’Estaing, ex presidente de la República Francesa, «presidió la convención que diseñó la Europa del futuro». Y el gobierno español presentó un anteproyecto de ley «diseñado con el único objetivo de cortar las fuentes de financiación del terrorismo y de sus apoyos». Luego, según una nota periodística, el ciudadano da por descontado que «los programas políticos se diseñan para ganar las elecciones». Y tenemos también el «diseño inteligente», un movimiento de creyentes ultraortodoxos que afirman que la teoría de la evolución de Darwin es incompleta ya que «la vida y el hombre son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por un ser superior», o sea Dios. ¡E incluso en el sexo se diseña! En la sección de «Servicios» de un periódico, una señorita ofrecía un ¡«coito de diseño»! Un diseñador no puede dejar de preguntarse, ¡¿qué diferencia habrá entre un coito normal y un coito «de diseño»?!
El mismísimo Dios ha cambiado de estatus. En los libros de física cuántica, cuando los autores se referían a Él, le denominaban El Gran Arquitecto. Ahora, en cambio, cuando los físicos afirman que si las condiciones iniciales del Big Bang, la llamada Gran Explosión Inicial que dio origen al universo, hubiesen sido tan sólo ligeramente distintas, no habría sido posible el posterior florecimiento de la vida. Según algunos autores, esto haría suponer un initial design, en su sentido inglés de designio inicial, una intención originaria de que hubiera vida. Ahora bien, donde hay designio hay necesariamente diseño y, por tanto, diseñador, de modo que cuando algunos físicos se refieren a Dios, lo llaman ahora The Supreme Designer, el Diseñador Supremo. Estos son unos pocos ejemplos que ilustran la popularidad y la universalidad que ha alcanzado hoy la palabra diseño.
Ahora bien, sobre el trasfondo de esta trayectoria del concepto diseño, los diversos diseños de estrategias, programas políticos, redes cuánticas, etc., antes mencionados, pueden resultar extraños y sorprendentes al oído de un diseñador profesional ya que éste suele entender el diseño como una actividad circunscrita a unas profesiones específicas, tales como el diseño industrial, el diseño gráfico, el diseño arquitectónico o el diseño textil; es decir, a profesiones que precisan de la palabra diseño para identificar sus actividades. Cada una de estas profesiones abarca un ámbito de actuación claramente diferenciado, aunque tiene en común con las demás el diseño. Como es sabido, estas disciplinas de diseño configuran en cada caso objetos distintos. El diseñador gráfico, signos, letras e imágenes de todo tipo; el diseñador industrial, objetos físicos: frascos, electrodomésticos, muebles, etc.; y el arquitecto, edificios, casas, fábricas, etc. Todos estos diseños son siempre objetos físicos, materiales, que el ser humano utiliza a diario para conseguir determinados fines. Por eso sorprende el uso de este término en contextos donde los «objetos» que se «diseñan» son muy distintos a los de uso cotidiano, ante todo porque a aquéllos les falta la distintiva materialidad de éstos. Por ejemplo: ¿cómo es el «objeto» programa político? ¿Qué forma tiene? ¿Cómo es su diseño? La gran diferencia entre los objetos proyectados por el diseño gráfico o industrial por un lado y, por otro, la mención del concepto diseño en los ejemplos citados anteriormente, salta a la vista y suscita de inmediato el interrogante: si el denominador común entre aquellas disciplinas y estos ejemplos es el diseño, ¿qué tienen en común? ¿Qué definición podría englobarlos a todos y dar, a la vez, razón de sus diferencias?
Para encaminarnos hacia una respuesta a estos interrogantes es necesario que vayamos a las raíces y nos preguntemos cuáles son, tomados en su sentido más fundamental, los significados que yacen en la base de lo que se entiende esencialmente por diseño. Una vez definidos, estos significados básicos nos darán una suerte de esqueleto conceptual que propiciará la comprensión de todos los procesos de trabajo en los que se diseña, pertenezcan éstos o no al ámbito estricto del diseñador.
Tomando como punto de partida la experiencia profesional de un diseñador gráfico o industrial, es preciso que nos preguntemos qué es lo que, en el sentido más fundamental, caracteriza a todo proyecto de diseño, sea éste gráfico o industrial. Lo caracteriza el hecho de que siempre hay un cliente que expone un determinado PROBLEMA a un diseñador para que éste desarrolle un PROYECTO que conduzca a la SOLUCIÓN de dicho problema.
La respuesta sobre el origen de la palabra diseño nos la da la etimología, término que, al igual que muchos otros, procede del griego. Deriva de étumos, verdadero, real, y lógos, palabra, razón. Étumos-logos significa pues sentido verdadero de la palabra. Referido a lo que aquí interesa, la palabra diseño deriva de designio, intención, que a su vez procede de la palabra seña. Etimológicamente, seña se define como: «Nota o indicio para dar a entender una cosa. Signo convenido entre dos o más personas para entenderse». En términos de diseño, esto viene a significar que la forma, la configuración o figura esencial de una cosa, ese aspecto suyo concreto, permite denominarla como lo que ella, su identidad, es. La seña puede compararse con un pictograma: por ejemplo, el que representa un hombre señala y comunica a un espectador sólo eso: hombre. Su configuración gráfica es tan elemental, tan esencialmente seña básica, que no indica si el hombre en cuestión es joven o viejo, guapo o feo, ni ninguna otra característica. Transmite la imagen esencial de lo que comunica, sin más atributos.
Según este razonamiento, los conceptos básicos que conducen a una definición universal del diseño son: designio-diseño-seña. Lo que permite proponer la fórmula:
Diseño es designio hecho seña.
Así, en la medida en que un diseño es fruto y consecuencia de un designio, dicho diseño viene a ser intención hecha seña manifiesta, intención hecha objeto, signo, forma o figura, y que como tal es identificable por su seña que es su identidad. Esta propuesta de definición vendría a ser el esqueleto conceptual que subyace a todo proceso de producción de un diseño.
Vemos, por tanto, que todo proceso de diseño que conduce a la solución de un problema se basa en el eje triádico antes dilucidado:
PROBLEMA – PROYECTO – SOLUCIÓN
A su vez, la significación básica de la palabra diseño tiene una idéntica estructura triádica:
DESIGNIO – DISEÑO – SEÑA
Partiendo de esta propuesta de definición universal según la cual el diseño es designio hecho seña, intención hecha forma, figura, Gestalt mediante el diseño, pueden apreciarse las numerosas actividades en las que se diseña no necesariamente significadas por esta palabra. En este sentido, Victor Papanek, autor del libro Design for the real world, afirma que todo lo que hacen los seres humanos es diseño, es diseñar. Entendida esta afirmación en el sentido de que el diseño es designio hecho seña, podría decirse que efectivamente es así. En cualquier caso, todas estas distintas formas de diseño y de diseñar pueden ser comprendidas perfectamente como tales a partir de la indicada definición universal.
Hasta aquí la primera de las tres partes de este texto. La segunda y tercera parte serán publicadas proximamente.