Anna Garforth es una graffitera muy particular, en lugar de utilizar pintura en aerosol, produce sus obras con musgo que aplica sobre las paredes.
En cualquier pared, Garforth crea obras con tipografías y patrones geométricos que se repiten como una trama con el material vivo, cuyo crecimiento y floración se convierten en una parte importante de la pieza en constante evolución.