Reposteamos el artículo de Yves Zimmermann publicado en FOROALFA sobre su proyecto realizado en 1996 para el concurso del Euro.
Barcelona | Uno de los proyectos presentados en el concurso de diseño de billetes convocado por el Banco Central Europeo en 1996.
El punto de partida para nuestro proyecto consistió en la elección del concepto «Épocas y estilos de Europa». Esta decisión se basó en la consideración de que los billetes de banco de los distintos países han desarrollado a lo largo del tiempo su propio lenguaje visual, que les es único y propio. En otras palabras, prácticamente todos los billetes de banco conocidos reproducen retratos y otros elementos visuales que remiten a alguna persona, logro o hecho importantes del país al que representan. El uso reiterado de tales imágenes es lo que, en nuestra opinión, ha contribuido a crear este lenguaje visual de los billetes de banco que los hace inmediatamente reconocibles como tales.
Consideramos que el aspecto visual de tales billetes no debería nunca obedecer a los cambios de moda en el diseño. En este sentido los nuevos billetes del euro debían ser, a la vez, tradicionales y modernos: debían contener los elementos icónicos tradicionales, propios de su lenguaje visual, pero el diseño general, y la moderna tecnología que los produce, debían ser tratados con vistas a conseguir un aspecto contemporáneo. En este sentido todos los elementos visuales que intervienen en el diseño tienen una doble misión: estar al servicio de la seguridad, es decir, permitir su uso y disposición de tal manera que resulte imposible, o al menos difícil, la falsificación, y satisfacer, a la vez, unos criterios estéticos.
Épocas y estilos de Europa.
Euro 5. Época clásica. Euro 10. Época románica. Euro 20. Época gótica. Euro 50. Época renacentista. Euro 100. Época barroca y rococó. Euro 200. Época de hierro y cristal. Euro 500. Época contemporánea (siglo XX).
Los retratos
Con respecto a los retratos se indica claramente, en las instrucciones para el diseño, que «es imperativo que se evite el prejuicio nacionalista…» En otras palabras, ni la persona retratada, ni el artista o el lugar o país donde esté localizado el retrato deberían ser identificables. Con el fin de lograr este «anonimato», pero también de conseguir unos retratos atractivos simbolizando una u otra época, se han compuesto siete retratos con rasgos faciales procedentes de diversos orígenes: en cada uno de ellos el pelo, la cara, los ojos, la nariz y la boca proceden de diferentes pinturas, dibujos, esculturas o fotografías. Constituyen en cada caso un retrato que no existe en la realidad. En la medida en que semejantes retratos no serán identificables, creemos que «se evita el prejuicio nacionalista».
Al mismo tiempo, hay elementos (tipos de peinado, bordados, joyas, velos, barbas, etc.) que han sido cuidadosamente elegidos e incorporados a los retratos, porque se consideran propios, o comunes, a la mayoría de las representaciones de la época o estilo que simboliza el retrato
Retrato Euro 50.
1. Anónimo. Retrato de una dama Colección Mansell, Gran Bretaña. 2. Lorenzo di Credi, La Virgen con el Niño, La Academia, Venecia, Italia. 3. Jean Clouet, Retrato de Isabel de Austria, Louvre, París, Francia. 4. Rafael, La Fornarina, Galería Nacional, Roma, Italia.
Retrato Euro 500.
1 y 4. Rolf Lutz Fotografía de moda, Revista «Burda», Primavera/verano 1962. 2, 3 y 5. Fotografía de moda, Revista «Burda», Primavera/verano 1962.
El tramado de los retratos
Con el fin de lograr un aspecto visual moderno de los billetes, se propuso que los retratos, impresos en calcografía en la cara A, no fuesen grabados con la técnica tradicional del buril, sino que en su lugar se adoptara un enfoque distinto. El concepto de «tradición» se transmitirá por los propios retratos, por su contenido semántico y, también, por el propio hecho de que hay retratos en los billetes. Pero la técnica que los reproduce debería ser moderna, con todos los avances tecnológicos que pueden contribuir a hacer imposible o muy difícil la falsificación. Por ese motivo se han diseñado siete tramas diferentes, una para cada denominación, con la que se puede reproducir cada retrato. La unidad básica con la que se han creado estas tramas es la letra E (en minúsculas o mayúsculas). La letra elegida para cada trama es característica de una u otra época representada por un billete de banco.
Unidades de letras para la trama de reproducción de los retratos en calcografía (Izq.) y detalle ampliado de los retratos tramados (Der).
El justo equilibrio entre mujeres y hombres en los retratos
Dado que hay siete billetes de banco, es obviamente imposible lograr un equilibrio «justo» entre mujeres y hombres. Habrá o bien una relación de cuatro mujeres/tres hombres, o bien de cuatro hombres/tres mujeres. Para todas las cuestiones relativas a los retratos hemos trabajado con Victoria Combalía, crítico de arte, como asesora. Tras largas discusiones y razonamientos, decidimos adoptar el criterio de cuatro retratos de mujeres y tres retratos de hombres.
Los edificios arquitectónicos
Con respecto a la configuración de los edificios en el anverso de los billetes, hemos procedido del mismo modo que en el caso de los retratos. Cada edificio representativo de una época o estilo está constituido por una mezcla de diferentes edificios. Son, pues, unas construcciones que no existen realmente, pero que representan las características esenciales de la arquitectura de una determinada época o estilo. Además, el hecho de que en cada caso el edificio esté tapado en parte por el símbolo que representa a Europa lo hace aún más irreconocible.