Un verdadero problema para los diseñadores es el cobro de nuestro trabajo. Reposteamos un artículo de Edgar Navarro publicado en FOROALFA sobre esta temática tan importante para el desarrollo profesional.

Cómo cobrar el diseño y no morir en el intento

Para el diseñador independiente no es fácil saber cuánto cobrar por su hora de trabajo.

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Muchos diseñadores luego de abandonar el seguro claustro de una agencia con el fin de establecer su propia empresa y conseguir su «preciada libertad creativa» se encuentran luego con la dura realidad. En la empresa poco nos importaba el costo de nuestros trabajos hasta que ahora debemos ponerle precio y además, cobrar directamente al cliente.

La gestión de cobranza no solo es un dolor de cabeza sino también la base fundamental de la producción efectiva de cada diseñador, pero la pregunta es: ¿tenemos el tiempo de ejercerla y no abandonar a nuestros clientes? Difícil situación en la que muchas veces debemos hacer a un lado el proceso de diseño para dedicarnos a producir facturación y gestión de cobro.

El caso particular de los diseñadores freelance o independientes es más traumático y en muchos casos puede terminar con las expectativas del negocio, quizás por el tema de que no se ha hecho cultura de gerencia y mucho menos de administración, pero lo cierto es que al no depender de un departamento de cobranza nos vemos en la complicada tarea de lidiar con los clientes en un nivel muy diferente e incomodo.

¿Cuánto vale mi trabajo?

Un factor determinante para los independientes es el de la asignación del valor del trabajo. El cálculo de nuestro valor como profesionales debe ser manejado con cuidado y suma atención, ya que de eso dependerá el progreso que podamos lograr en el mercado en donde nos desenvolvamos.

Para determinar el costo de un producto se establecen reglas básicas que incluyen tiempo de producción, materia prima, mano de obra, canales de distribución, etc., pero ¿cómo hacer el cálculo para determinar el costo de un diseño cuando la materia prima es nuestra creatividad y el canal de distribución es internet?

Si usamos como base el costo de la hora laboral que anteriormente teníamos como parte de nuestro salario nos encontraremos con una cifra extremadamente pequeña, o muy grande según sea nuestro ego, pero lo cierto es que no podemos transmitir ese mismo canon de valoración a las horas que dedicamos a diseñar cuando estamos en casa o en nuestra oficina, puesto que sería incobrable el servicio que brindamos.

Particularmente parece lógico tomar ese costo/hora devengado en la agencia y redistribuir el valor aplicando también los costos de los servicios que cancelamos, bien sea en nuestra oficina o en nuestro hogar, esos costos fijos son: energía eléctrica, teléfono, internet, un porcentaje del costo de los equipos utilizados y el tiempo de dedicación. Y luego de hacer todos estos cálculos vemos que el resultado puede ser muy diferente a lo que esperábamos. ¿Cómo cobrar?, ¿cuánto cobrar?, ¿cuándo cobrar?, difícil situación para quienes deseamos simplemente sentarnos frente a nuestro computador y crear tranquilamente; solo que si deseamos ser verdaderamente independientes debemos dar espacio a estas necesidades imperativas para nuestro negocio, ya que no solo dependemos de nuestro talento.

Cobrar lo justo parecería una quimera, pero se puede lograr un equilibrio y la vía más fácil es la de ser flexibles y acoplarnos a las necesidades de los clientes, valorando esa relación que se convertirá en el pan de cada día. Usar las tarifas de agencias y ajustarlas a nuestra conciencia parece ser el método más adecuado con el que podremos competir con esas empresas y con otros diseñadores sin generar desbalances en el mercado profesional.

La gestión de cobranza y tarifas adecuadas deben ser también diseñadas por nosotros, y será nuestra capacidad de adaptación la que nos lleve a ser diseñadores independientes exitosos.