Después de un paréntesis en los posteos (por unas merecidas vacaciones) retomamos las actividades en nuestro blog con un breve texto escrito por la Diseñadora Gilda Tomasino a partir de la visita a una ciudad increíble (que vale la pena conocer, si se puede).
Pensar en la gráfica urbana de Cuba es hacer un viaje al pasado
Caminar por La Habana y descubrir fachadas con antiguas tipografías, carteles de numeración del siglo XVI, mosaicos españoles (originales de la colonización), carteles de la revolución y otros más actuales, pero que conservan esa misma estética, es un “placer” para la mirada de cualquier visitante y más aún, si es Diseñador.
Las calles habaneras y en menor pero significativa medida las de algunas ciudades de Cuba, son espacios en los que desde muy temprano las artes gráficas y la propaganda alcanzaron un desarrollo impetuoso, reflejando la idiosincrasia del pueblo cubano. Con el correr de los años y por la crisis económica que el país sufrió luego de la caída del socialismo en Rusia, las vallas de propaganda abandonaron el rol dinamizador que alguna vez tuvieron. Hoy, mensajes sociales, educativos y culturales, se reproducen en muros y paredes, mimetizándose con el entorno urbano, con los grandes contrastes de viejos Ford y modernos Mercedez Benz, de lujosos espacios para turistas y de grandes manzanas de construcciones a punto de caer. Sin ánimo de sumergirnos en un tema social, no podemos dejar de mencionar que a pesar de sus grandes contradicciones el país cautiva desde donde se le mire.
Cuba y su gente conmueven, seducen y dejan un sin sabor especial.